Te amo.

viernes, 6 de noviembre de 2009
Me diagnosticaron diabetes tipo 1 en noviembre de 2005, cuando tenía trece años. El diagnostico llego a principio de nuestra carrera. Habíamos estado de gira por las escuelas de todo el país, tocando a las ocho de la mañana para chicos de doce a dieciocho años. Nos miraban como si estuvieramos locos porque no tenían ni idea de quiénes éramos ni de porque estabamos tocando en su escuela. Fue una experiencia dura, pero nos enseñó muchas cosas sobre las multitudes.

Más o menos a la mitad de la gira, me di cuenta que estaba perdiendo mucho peso, que bebía enormes cantidades de agua y que iba mucho al baño. Mis padres también empezaron a notar un cambio en la actitud. Estaba de mal humor todo el día. No lo sabíamos, pero todo eso eran síntomas de las diabetes. Como pensaba que estaba muy cansado, nos tomamos un descanso de una semana de la giira y nos fuimos de vacaciones con la familia.Cuando volvimos, fui al médico para saber que me estaba pasando. Después de unas pruebas, descubrió que mis niveles de azucar se habían disparado. El nivel de glucosa era de más de 700, cuando lo normal es que sea de 70- 120. Por lo que sabemos, no hay casos de diabetes en nuestra familia, asi que fue un diagnostico que nos sorprendió. No estaba seguro si significaba que iba a morirme. Cuando le pregunté a la doctora, me dijo que estaría bien si aprendía a controlar mis niveles de azucar en sangre y vigilaba bien lo que comía. Por suerte, mi familia estaba conmigo, así que no iba a tener que pasar por eso yo solo. Fue un momento muy duro que nos unió mucho.

Pasé unos días en el hospital para que pudieran reducir mis niveles de azucar en sangre y para aprender a controlar mis diabetes. Tuve que aprender a contar los carbohidratos y a medirme el azúcar en sangre, cosa que hago doce veces al día. Cuando salí del hospital, me sentía genial, como hacía tiempo que no me había sentido. Me prometí a mi mismo que no dejaría que esta enfermedad me controlara, yo la controlaría a ella. Sabía que no tenía tiempo para detenerme con ella e intentar asimilarla, solo tenía tiempo para hacer lo que debía en fin de no empeorar.

Escribí una cancion sobre la diabetes llamada A little bit longer. Estaba en Canadá filmando Camp Rock y era uno de esos días que tenía el azucar un poco alto. Entré en un comedor del hotel en que nos alojábamos y vi un piano. No había nadie, asi que me senté y empecé a tocar. Quince minutos más tarde, un record, les dije a todos que vinieran y escucharan la cancion. Les encantó. Fue una sensación fantastica porque me había sentido realmente mal.



Te amo mi amor. Gracias por ser parte de mi, nunca me faltes.

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